martes, 16 de febrero de 2016

ETAPA 2: NIKKO, KAMAKURA Y YOKOHAMA

DIA 4

Llegó el día de la primera visita fuera de Tokio. Este día íbamos a visitar la histórica ciudad de Nikko.

Nikko es una ciudad situada a 140 km al norte de Tokio, que es famosa por el conjunto de templos y santuarios que posee. 
Esos fueron declarados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1999.

Ese día nos levantamos algo más temprano, ya que el recorrido en tren hasta Nikko dura unas 2 horas.

Curiosamente tras disfrutar de un placentero viaje en el Shinkansen, tuvimos que coger en la JR Nikko line una especie de metro que recorría casi la mitad del camino.


Estación de Nikko

Llegamos a la estación de Nikko y según el móvil tardábamos unos 15 minutos hasta la zona de templos, pero debe ser que estaba diseñado por Kenenisa Bekele (recordman de los 10.000 metros), porque tardamos más de media hora, y encima cuesta arriba y lloviendo. Incluso dimos un pequeño rodeo al principio del recorrido.


Calles de Nikko


Por fin llegamos al Puente Shin-kyo. Se trata del puente sagrado de Nikko. 
Es posiblemente el paisaje más bonito que pudimos contemplar en Japón. 
Su figura de casi 30 metros cruzando el río Daiya se integra perfectamente en un espectacular paisaje.

El puente actual data de 1.636, pero cuenta la leyenda que en el año 766, cuando el sacerdote Shōnin Shōdō tuvo la necesidad de cruzar el río Daiya, para poder rezar por la prosperidad del país en el montaña Nantai, se produjo un milagro. 
Dos serpientes se unieron para formar un puente por el que pudiera cruzar, y posteriormente desaparecieron.


Puente Shin-kyo

Este puente era de uso exclusivo para el emperador y sus generales o mensajeros, Actualmente se puede recorrer (que no cruzar) pagando 300Y. Nosotros nos limitamos a observarlo desde el puente desde paralelo.


Final del puente


Pequeño templo


Subida de acceso a los templos


Paisaje de Nikko


De ahí tomamos unas escaleras que nos llevarían frente al primer templo del día: el Rinno-ji.

Es tambien conocido como el Recinto de los Tres Budas, o Sanbutsu-do, es el mayor recinto de Nikko. 
El edificio actual fue construido en 1.646, aunque la tradición señala que fue antecedido por otras construcciones desde el año 848.

En su interior se encuentran las efigies de Amida Buda, Senju Kannon, y Bato Kannon, cada una de ocho metros de altura.

Desgraciadamente hasta el año 2.020 no se podrá contemplar el templo en su máximo esplendor.


Templo Rinno-ji


Entrada al Rinno-ji


Estado de las obras


Maqueta del templo

El templo está siendo sometido a una profunda reforma y han construido un edificio de hormigón alrededor de él para realizar las labores de restauración.

El precio de entrada es de 900Y y en la taquilla avisan que solo están expuestos 2 de los budas, y parte del tesoro.

Entramos dentro del cofre de protección, y ahí vimos la espectacular obra de restauración que estaban llevando a cabo. 
El templo lo estaban reconstruyendo prácticamente en su totalidad.

A parte de andamios, habían dispuesto los budas y los tesoros ya restaurados del tempo en vitrinas y zonas al rededor del cuerpo del templo principal.

En una zona se explica el proceso de restauración, y se puede subir para ver el estado actual de las obras. 

Desde esa perspectiva se puede observar lo enorme que tiene que ser este templo cuando esté reconstruido.
Sinceramente me parece una visita interesante, pero a un precio desmedido para caminar entre andamios y postes.


Edificio junto al templo


Curiosa escultura


Edificios junto al templo


Edificios junto al templo


Edificios junto al templo


Paisaje de Nikko


De vuelta a la lluvia subimos una pequeña cuesta para llegar al templo más espectacular que vimos en Nikko: el Santuario Tōshōgū.

Durante dos años, más de quince mil artesanos y carpinteros de todo el país trabajaron en la construcción de Tōshōgū, el mausoleo que contendría las cenizas del shogun Tokugawa Ieyasu.

El mausoleo es considerado el clímax del estilo arquitectónico Gongen-zukuri, característico de los santuarios japoneses, y se finalizó en 1.636.

El lugar fue designado un santuario durante la era Meiji, pero aún conserva elementos budistas, como la pagoda, el depósito de sutras y la puerta Niomon. Una avenida bordeada por 13.000 cedros lleva a la entrada del recinto, al cual hay que acceder por un tori de granito.


Entrada principal


Accedimos al recinto del santuario bajo una intensa lluvia, y junto a una horda de niños con impermeables haciéndose fotos junto a su profesor. 

Entrada principal


Primer patio


Edificios del primer patio

En el primer patio se encuentra la pagoda Gojunoto, de cinco niveles.


Pagoda Gojunoto

Tras la puerta Niomon está el segundo patio, con el establo sagrado.

Frente al establo se encuentra el famoso grabado en madera de los tres monos sabios.

Entrada al segundo patio



Edificio primer patio


Los 3 monos sabios

A la derecha vemos ell establo, que es usado para guardar al caballo que el gobierno de Nueva Zelanda regaló a Nikko. Nosotros no llegamos a verlo, debe ser que el día no acompañaba para tener allí al caballo sagrado.


Vista primer patio


Establo


Gran linterna


En este área también se encuentra una biblioteca de sutras. 

El patio está rodeado por los almacenes, y la fuente sagrada construida en 1.618, utilizada para rituales de purificación.


Interior de uno de los edificios


Segundo patio


A partir de allí, se suben dos escalinatas hacia la puerta Yomeimon, que conduce al patio final y a los santuarios dedicados al shogun Yomeimon.

Esta es probablemente la edificación que tiene la decoración más elegante de todo el conjunto; sus columnas de madera fueron talladas de arriba hacia abajo, para hacerlas imperfectas a propósito.
Desgraciadamente la puerta Yomeimon estaba siendo restaurada, por lo que estaba cubierta por andamios y plásticos.

Antes de llegar a la puerta Yomeimon, se pasa entre las torres del tambor y de la campana, las cuales albergan los instrumentos que simbolizan al nacimiento y a la muerte. El acceso a los santuarios del shogun es a través de la puerta Karamon, la más pequeña del mausoleo.
La tumba de Tokugawa Ieyasu no se encuentra dentro de los santuarios, sino en una torre adyacente, llamada Hōtō.

Para acceder al interior del edificio principal es necesario descalzarse, y allí nos vimos arrastrados por la marea humana a una de las dependencias principales del templo. Allí nos sentamos en el tatami y un sacerdote purifico nuestros cuerpos y almas.

A la derecha de la la puerta Yomeimon se encuentra la zona del tesoro, que solo es accesible con un suplemento en la entrada, por lo que a esa zona no entramos. 

En otra zona a la izquierda también nos solicitaron la entrada suplementaria, pero el sacerdote se apiadó de nosotros cuando nos vio medio empapados y occidentales, y nos dejó entrar gratis. 

Allí estaba el famoso retrato del dragón que llora y nos hicieron una demostración de la acústica de la sala. Para ello un sacerdote tomó dos trozos de bambú y los choco en una zona produciendo un sonido. Hizo lo mismo en otra zona justo en el centro de la sala, y allí la intensidad del sonido se multiplicó. Fue una curiosa demostración.

Desde mi humilde punto de vista, me pareció el santuario más completo de todos los visitados. Es una pena que el día no acompañara, y que estuviera tan masificado por los colegios que lo visitaban.

Salimos del Tōshōgū y recorrimos un pequeño paseo que nos conduce a la entrada del Santuario Futarasan.

Paseo de linternas


Entrada al Santuario Futarasan

Este santuario fue fundado en 767 por el monje budista Shōdō y originalmente fue un templo budista, pero luego fue transformado en un santuario sintoísta.


Consta de 23 edificios nombrados como bienes culturales importantes. 

Es diferente a otro tipo de templos, ya que no posee una estructura formada por patios, sino que son un conjunto de edificios que se distribuyen en el interior de un bosque.


Santuario Futarasan


Edificio del santuario

Allí vivimos un gran contraste, ya que pasamos del bullicio y las aglomeraciones del Tōshōgū, a la práctica absoluta soledad del Futarasan. Recorrimos todos los rincones del santuario, acompañados únicamente por la intensa lluvia que no paro en toda nuestra visita a Nikko.


Santuario Futarasan


Entrada al santuario


Fuente del santuario


Interior del santuario


Interior del santuario


Tras la visita al Santuario Futarasan bajamos una pequeña pendiente para buscar la entrada al último de los grandes templos que nos faltaba por ver: el Mausoleo Taiyuinbyo.

Es el mausoleo del tercer shogun Tokugawa, Iemitsu, el nieto de Ieyasu. La lujosa estructura del mausoleo de Iemitsu asemeja al cercano Santuario de Tōshōgū en su diseño y arquitectura, pero fue construido intencionalmente algo más modesto que el Tōshōgū, debido al profundo respeto de Iemitsu por su abuelo.
El Taiyuinbyo ofrece una mezcla de estructuras budistas y sintoístas.


Entrada al Mausoleo Taiyuinbyo


Cascada junto a la puerta

Pagamos la entrada de 550Y y accedimos por la puerta Niomon.


Puerta Niomon


Tras unas escaleras llegamos a la puerta decorada más ricamente: Nitenmon, que está custodiada por dos reyes celestiales, seguido por dos hermosas estructuras, una torre de tambor de la izquierda y un campanario de la derecha.

Puerta Nitenmon


Fuente de purificación


Guardian de la puerta


Guardian de la puerta


Paisaje de Nikko


Llegamos entonces a la Puerta de Karamon que se alza majestuosa en frente de la sala de oración (Haiden). Esta sala se puede visitar, y ver su hermosa decoración interior.
La sala principal (Honden) se encuentra justo detrás de la haiden pero sólo se puede ver desde el exterior.

Edificio principal


Entrada al patio principal


Edificio principal

Las dos salas están conectadas por un pasillo corto.


A la derecha del Haiden podemos tomar un pasillo que nos permite ver la parte posterior del templo, y el mausoleo de Tokugawa Iemitsu, que está en la parte más boscosa del santuario.

Zona de linternas


Lateral del edificio


Con esto dimos por terminada la visita a Nikko.

En el camino de vuelta a la estación de tren, paramos en un restaurante a comer.

Nikko es una visita ineludible. La pena es que en nuestro caso la lluvia no nos abandonó en toda la jornada, lo que hace muy incómodo disfrutar de los tesosros que nos ofrece la ciudad.

En unas 2 horas llegamos a nuestro hotel de Ueno.

Nos cambiamos nuestra ropa empapada y tras un breve descanso cogimos la linea Yamanote hasta la estación de Akihabara.

Akihabara es la cuna de la electrónica, la tecnología y el manga de Tokio.

Es realmente sorprendente la diversidad de productos que se venden en las tiendas de Akiba. 
Podemos encontrar desde tiendas de electrónica que venden productos de primera y segunda mano, hasta macrotiendas de figuras de animé, pasando por los famosos maid café.


Akihabara


Tomamos la salida "electric town" del metro de Akihabara, y nos adentramos por sus atestadas calles.

Toda la zona excita tus sentidos, ya que los carteles y los neones hacen que quieras visitar todos los megaedificios que rodean la calle Chuo Dori.

Nosotros dimos un breve paseo entrando en algunas tiendas de electrónica y animé. De las que más nos gustaron fueron sofmap o labi para electrónica, y animate o mandarake para manga y anime.



Edificio de Akihabara


Edificio de Sega

Para comprar juegos clásicos acudimos a Mr Potato, y a Hobbie Paradise para maquetas y todo tipo de pasatiempos.

Allí se puede jugar a pachinko, cantar en karaoke o recorrer uno de los salones recreativos de taito.

Jugar online al street fighter 2 en un mega salón recreativo en Japón, no tiene precio.

A las 9 de la noche la gran mayoría de las tiendas está cerrada, por lo que a partir de esa hora las calles se empiezan a vaciar.

Nosotros en ese momento decidimos volver al metro para volver a coger la linea Yamanote hasta Shibuya.

Nuestra intención era ver Shibuya de noche, totalmente iluminado.

Y la verdad es que no defraudó para nada. 

Shibuya es todo un espectáculo para los sentidos, salvo para el auditivo cuando en las 4 pantallas gigantes se simultaneaba el atronador anuncio de H&M.


Cruce de Shibuya


Shibuya


Shibuya


Cruzando Shibuya


Shibuya


Saludamos de nuevo a Hachiko, que descansaba momentaneamente de las hordas de turistas y cruzamos el famoso paso de cebra hasta la calle Center Gai. 

Por allí buscamos un sitio para cenar.

Nuestra intención era probar el sushi japonés, pero no encontramos ningún sushi's bar por esa zona, así que entramos en un restaurante dispuestos a comer un Okonomiyaki.

El restaurante tenía una plancha en cada mesa, y nos daba la posibilidad de hacer nuestro propio Okonomiyaki.

El Okonomiyaki  consiste en una masa con varios ingredientes cocinados a la plancha, entre ellos bacon, marisco, udon, ...

En la carta venían las instrucciones de elaboración, pero como pretendíamos cenar algo rico y no una masa carbonizada, decidimos que era mejor que nos lo prepararan.
Estaba muy bueno, así que se convirtió en uno de nuestros platos favoritos en Japón.


Okonomiyakis

De vuelta a Shibuya, cogimos de nuevo la linea Yamanote para volver a Ueno y poner punto y final al día.


DÍA 5

Los móviles nos jugaron una mala pasada y no sonaron las alarmas, así que en vez de a las 8 como teníamos previsto, pasaban varios minutos de las 10 cuando nos levantamos.

Ese día teníamos previsto visitar Kamakura y Yokohama. Aunque con el problema horario habría que recortar cosas.

Kamakura se encuentra a unos 50 km de Tokio, y es una ciudad que se encuentra rodeada por montañas en tres direcciones y por la bahía de Sagami en la cuarta; este terreno convirtió a Kamakura en un fuerte natural. Durante el período de Heian fue la ciudad principal de la región de Kantō.

Con estas 2 horas de handicap pusimos rumbo a la estación de Ueno para comenzar la visita a Kamakura. 

Para ello utilizamos la Takasaki line y la Yokosuka line hasta Kamakura station.

Allí aprovechamos para desayunar y coger el pintoresco Enoshima Dentetsu hasta la estación de Hase.
Este tren es realmente peculiar porque va por una única vía atravesando la ciudad de Kamakura. 

La distancia de la vía con las casas es prácticamente nula, como alguien saque la mano a ver si llueve y pase el tren, se la lleva por delante.


Llegamos a Hase tras hora y media de camino y salimos de la estación para caminar unos 5 minutos hasta el templo Hase-dera.

Hase Station


Ruta de evacuación por tsunamis

Pagamos 300Y y nos adentramos en este magnífico templo. 


Lo primero que nos encontramos es un precioso jardín japones como multitud de vegetación.

Subiendo unas escaleras llegamos al edificio principal del templo, en el que se encuentra una espectacular estatua de Kannon. 

Según la leyenda, en el año 721 d.C el monje Tokudo Shonin descubrió un árbol de alcanfor en el bosque de las montañas y cerca del pueblo de Hase, en la región de Nara. 
Observó que el tronco del árbol era tan grande que podría proveer material suficiente como para tallar dos estatuas de Kannon y sus once cabezas y así lo hizo. Una de ellas es la que se conserva en este templo. 

La otra se ubica en Nara.


Entrada al templo Hase-dera


Templo principal


Estanque con forma de cruz gamada


Gran Buda de Hase-dera


Altar de Buda


En la zona de la estatua compramos unos cuantos amuletos u omamori, que nos daría todo tipo de suerte y beneficios.

Junto a la entrada principal del templo descubrimos que unos monjes estaban congregados realizando una ceremonia budista. 

Tras relajarnos con los cantos que entonaban, nos dirigimos a un sendero que nos llevaba a un mirador donde se aprecia toda la bahía de Sagami.


Ceremonia budista


Biblioteca de sutras


Subida al mirador


Vistas de Kamakura


Estatuas


De vuelta a la zona del templo principal vimos un gran número de estatuas Jizo que han sido colocadas en el templo por padres que lloran la muerte de sus hijos nonatos o recién nacidos.


Templo principal



Flores típicas de la zona



Camino de piedras



Cascada



Zona del jardín



Altar de Buda



Zona del jardín

Junto a la parte principal del jardín podemos visitar un pequeño templo que esta ubicado en el interior de una cueva. Esta zona es una de esas curiosidades que te encuentras, que son poco conocidas, pero que son realmente interesantes.

Para recorrer la cueva, en varias zonas, hay que pasar totalmente agachado.


Torii de entrada


Interior de la cueva


Interior de la cueva


Interior de la cueva


Interior de la cueva


Zona del jardín


Bonitas flores


Salimos del Hase-dera y continuamos por la calle a la izquierda para llegar al imprescindible templo Kōtoku-in.
Calles de Kamakura


Entrada al templo del Daibutsu

Este templo en si no es nada del otro mundo, sino fuera por el espectacular Daibutsu o Gran Buda de Kamakura que se encuentra en su interior. Pagamos 200Y por la entrada, y nos presentamos frente a la gran estatua de bronce de 13,35 metros de alto y 93 toneladas de peso. 


Es el segundo buda sedente más grande de Japón tras el de Nara, aunque este tiene la peculiaridad de estar ubicado al aire libre. Ese hecho hace que el bronce tome un color verduzco, y que al estar rodeado de naturaleza tenga un aura especial.

Gran Buda de Kamakura


Gran Buda de Kamakura


Gran Buda de Kamakura


La actual estatua de bronce fue precedida por un Buda gigante de madera, completado en 1.243  

La nueva estatua de bronce fue probablemente fundida por Ōno Gorōemon o bien Tanji Hisatomo, ambos importantes fundidores de esa era. 


En una época la estatua fue dorada y aún se pueden ver restos de lámina de oro cerca de sus orejas.  


Luego de varias reconstrucciones, el último edificio que alojó la estatua, la acogió en su interior unos ciento treinta años, para ser finalmente barrido por el tsunami del 20 de septiembre de 1.498, ocurrido durante el período Muromachi. 


Desde entonces el Gran Buda ha permanecido en un espacio abierto.


Como curiosidad la estatua es hueca, y se puede acceder al interior pagando 20Y. Por supuesto entramos, y vimos que en la espalda tenía dos pequeñas ventanas que permitían iluminar el interior.

Parte trasera del Buda


Interior del Gran Buda


Jardines del templo


Jardines del templo


Jardines del templo


Jardines del templo


Tras dar un breve paseo por el interior del templo y ver el bonito jardín que lo rodea, salimos del templo y pusimos rumbo de nuevo a la estación de Hase.

De camino al tren paramos en una tienda que se encontraba frente a la entrada al templo del buda, y allí compramos varias cosas tradicionales japonesas. 
Entre ellas una Katana cada uno, estrellas ninja, camisetas...


Tienda de souvenirs


Japonesas con yukata


De camino al tren vimos las señales de la ruta de evacuación en caso de tsunami, lo que nos infundía una enorme tranquilidad...

En Hase cogimos nuevamente el pintoresco tren Enoshima Dentetsu hasta la estación de Kamakura.


Hase Station


Tren Enoshima Dentetsu


Allí cruzamos las vías por el paso subterraneo y desembocamos en una animada calle comercial.


Salida de la estación de Kamakura


Aparcamiento de bicicletas


Animada calle comercial

Allí compramos un dango. 

Este es un dulce japonés elaborado con harina de arroz y se vende en una brocheta con algún tipo de salsa. 
Desde mi humilde punto de vista, estaba bastante bueno. El único problema es que tuve que llevar el palito en la mano durante 1 hora porque no encontramos en todo el recorrido una sola papelera.

Dango


En unos  15 minutos llegamos al siguiente templo que queríamos visitar: el Santuario Hachiman.
Desgraciadamente la avenida Wakamiya-oji, que es el camino habitual para llegar al santuario está totalmente levantada con motivo de unas obras, así que el acercamiento al templo perdía bastante belleza.

Avenida Wakamiya-oji


Reproducción de la Avenida Wakamiya-oji


Torii de entrada al templo


Este santuario sintoista fue construido en 1.191.en honor al Dios de la guerra Hachiman. 
El camino que lleva hasta el templo avanza entre dos estanques de nenúfares.

Curiosamente en ese momento iba a dar comienzo una boda sintoista, por lo que nos quedamos más tiempo viendo las peculiares costumbres de este rito.

Puete de acceso


El templo y el puente


Lago junto al templo


Paseo de acceso al templo


Boda japonesa


Edificio del templo


Momento de la boda


Escaleras hacia el edificio principal del templo


Altar principal


Edificio principal


Tras el calor que pasamos en la zona de Hase, notamos que empezaba a llover, así que no nos quedamos mucho por allí, y emprendimos camino de vuelta a la estación de Kamakura.


Salida del templo


kamakura station


Allí cogimos el tren hasta la estación de Kitakamakura, para visitar el último templo de la zona, el Engaku-ji.


Estación de Kitakamakura


La entrada al templo está un poco escondida pero se sitúa a escasos metros de la estación.


Entrada al Engaku-ji


Engaku-ji es uno de los complejos de templos de Budismo Zen más importantes de Japón.

Un monje budista de origen chino fundó el templo en 1.282. La entrada son 300Y y a parte de los magníficos edificios del templo, lo más destacable es la tranquilidad que se respira en la zona del jardín zen.


Escaleras de acceso


Puerta de acceso


Detalle de la fachada


Estatua de Buda


Cementerio anexo al templo


Otro acceso al templo


Zona principal del templo


Entrada al edificio principal


Jardín Zen


Altar principal


Detalle del jardín


Detalle del jardín


Vista general del templo


Vista general del templo


Afortunadamente en esa zona de Kamakura no llovía, por lo que nos relajamos un rato allí y recorrimos todo el recinto del templo.

Un rato después ya caminamos de vuelta al tren.

Nuestra próxima parada era Yokohama, pero lamentablemente al habernos despertado 2 horas tarde, tuvimos que recortar las visitas en esta ciudad.

Llegamos a Yokohama station, y allí cogimos el metro hasta Sakuragicho station.


Sakuragicho Station


Sakuragicho Station


Allí llegamos a la zona llamada Minato Mirai que significa literalmente "El puerto del futuro". 
Es una área de ciudad futurista en el centro de Yokohama repleta de oficinas y espacio residencial, hoteles, centros comerciales, restaurantes, centros de convenciones y parques públicos.


Landmark tower


Zona empresarial de Yokohama


Zona junto a la estación


Desde la estación pasamos por un paso elevado hasta llegar a los pies de la Landmark tower. Se trata del segundo edificio más alto de Japón, con sus 298,5 metros.

El edificio contiene un hotel de 5 estrellas que ocupa de las plantas 49 a 70. 

Los 48 pisos inferiores tienen tiendas, restaurantes, clínicas y oficinas.

Paso elevado

Subimos al piso 69 donde se encuentra el  mirador Sky garden pagando 1.000Y. 


Los ascensores que ascienden hasta este piso son de los más rápidos del mundo, moviéndose a 12,5 m/s, por lo que en menos de un minutos estábamos en la planta 69.

Allí hay un mirador de 360º donde se puede apreciar toda la ciudad de Yokohama. 

A esa altura se puede ver perfectamente el centro de Tokio a 30 km de distancia.


Desde allí pudimos ver el Nissan Stadium, sede del Yokohama marinos y de la final de la Copa del Mundo de fútbol de 2.002.

Zona de ocio de Yokohama


Puerto de Yokohama


Vista desde la Landmark tower


Vista desde la Landmark tower


Vista de Yokohama


Vista de Yokohama


Nissan stadium


Desde el mirador se podía ver el cosmo world, que es un parque de atracciones situado en la zona portuaria de Yokohama.


Zona inferior de la Landmark tower


Landmark tower


Hard rock cafe


Royal park hotel


Bajamos del mirador y dimos un breve paseo por el centro comercial Landmark plaza, plagado de tiendas de todo tipo. 

Una de estas tiendas era un centro Pokemon, que haría caer la baba a cualquier fan de esta popular serie.


Pokemon center


Interior del Pokemon center


Justo enfrente de la Landmark tower se encuentra en un dique seco el velero Nippon Maru construido en 1.930 y convertido en museo.


Nippon Maru


Nippon Maru


Paso elevado


La noche se nos echo irremisiblemente encima, y cogimos el tren de vuelta a Tokio.

Tuvimos algún problema para encontrar la linea correcta, ya que es un poco liosa la configuración de los andenes de esa zona.


Cola en el metro


Llegamos a Ueno y tras descansar brevemente fuimos a cenar a un restaurante típico que se encontraba en la 8ª planta de un edificio de oficinas. 

Si no nos lo llegan a recomendar jamás hubiéramos imaginado que allí podía haber un restaurante.

Tras la opípara cena pasamos un rato divertido en un Karaoke. 

Allí los Karaokes son totalmente diferentes a los españoles. 
En Japón hay una recepción donde se puede alquilar una habitación privada de Karaoke por un determinado tiempo. 
En esa habitación hay una pantalla conectada a una especie de tablet donde se seleccionan las canciones. 
Tienen a disposición del cliente un catálogo de bebidas para tomar algo mientras cantas.  

Nosotros cogimos 1 hora y estuvimos destrozando algunas canciones. Además me bebí el peor mojito de la historia.

Entrada al Karaoke


Karaoke


El peor whisky y mojito del mundo


Ueno de noche


Tras el recital acabamos el día en un pub irlandes que había junto al karaoke.

Al día siguiente tocaba traslado, así que nos fuimos al hotel para hacer la maleta y descansar.

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