lunes, 13 de enero de 2014

ETAPA 1: OPORTO, GUIMARAES Y AVEIRO

DÍA 1

Comenzamos esta nueva aventura con las primeras luces del día 27 de junio.

El día no amanecía muy caluroso, por lo que se presentaba ideal para comenzar un largo viaje por carretera.

Cargamos el coche con nuestras maletas, y emprendimos la marcha hacia el oeste de la península ibérica.

El trayecto de este primer día era bastante largo, teníamos por delante 559 km.
Pero al llevar las pilas cargadas y tener la ilusión de comenzar un nuevo viaje, no se hizo especialmente pesado.

Tras unas 5 horas de viaje, Oporto nos daba la bienvenida mientras cruzábamos por uno de sus famosos puentes sobre el Duero. 
En concreto cruzamos por el puente de Arrábida con sus 615 metros de largo.

Nuestro alojamiento en Oporto era el hotel HF Fenix Porto. Siendo este uno de los mejores hoteles en el que me he alojado. 

Tras dejar las maletas e instalarnos en nuestra habitación, preguntamos en recepción por un buen sitio para comer cerca del hotel.

Muy amablemente nos indicaron un restaurante típico de comida portuguesa, el Capa Negra.

Yo ya tenía apuntado este local como uno de los mejores para comer las francesinhas, así que tuvimos suerte de que estuviera cerca de el hotel.

Es curioso comprobar que a pesar de compartir la península ibérica, los portugueses tienen unos hábitos bastante diferentes a los de los españoles.

Nuestros vecinos tienen unos horarios de comida muy europeos, siendo complicado encontrar un restaurante abierto a partir de las 14:30h para comer, y de las 22:00h para cenar.

Lógicamente en las zonas más turísticas los horarios son más amplios, y curiosamente en las horas más tardías, la mayoría de comensales somos españoles.

Afortunadamente al cruzar la frontera se retrasa una hora el reloj, por lo que aun era una hora prudente para nuestra primera comida.

Como he comentado antes, el restaurante Capa Negra es famoso por sus francesinhas, así que pedimos una para cada uno.

Este plato es típico de Oporto, aunque se puede encontrar por todo Portugal.

Se trata de una rebanada de pan de molde tostada, rellena de diversos tipos de embutidos y carne: jamón cocido, chorizo, mortadela, un filete de ternera. 
Luego es recubierta con otra rebanada de pan de molde tostada y con lonchas de queso gratinado.
Todo ello bañado en una salsa picante hecha a partir principalmente de cerveza y tomate; en mi caso le agregué un huevo frito. 
Normalmente se acompaña de patatas fritas.


Una francesinha

Es una gran bomba calórica, pero es un remedio contundente y efectivo para recuperarse de un viaje, y preparar el cuerpo para una tarde cargada de visitas.

Con el estómago agradecido comenzamos nuestra ruta por Oporto.

Nos indicaron en el hotel, que para ir al centro se podía hacer en metro, cuya parada estaba a unos 5 minutos andando, o bien caminado, unos 25 minutos .
Para bajar la francesinha y empezar a familiarizarnos con el país y la ciudad, decidimos ir andando.

La zona que rodea nuestro hotel es bastante moderna. Hay un par de centros comerciales modernos, y varios edificios de oficinas acristalados.

En unos 5 minutos llegamos a la famosa Rotonda de Boavista. Se trata de una enorme plaza con un pequeño parque en su interior. 

Justo en el centro se alza el "Monumento a los héroes de la guerra peninsular".
Es una columna de 45m de altura, en cuya parte superior se representa a un león sobre un águila derribada.
El león representa a las tropas inglesas que ayudaron a los portugueses a defender su nación del ejército invasor Francés, guiado por Napoleón. 
El águila representa al derrotado ejército francés.


Monumento a los héroes de la guerra peninsular

En una de las calles que salen de la rotonda, podemos ver el original edificio de la casa de la música. Se trata de una sala de conciertos construida en 2005, que ha recibido multitud de premios por su vanguardista diseño.

Casa de la música
Nosotros giramos a la derecha y bajamos por la calle Julio Dinis para por fin adentrarnos en el verdadero Oporto.

A partir de ahí empezamos a ver que el estilo de los edificios cambiaban. 
Dejaban de ser modernos edificios de oficinas para pasar a ser edificios con un estado cercano al de ruina. 
La mayoría de fachadas están pintadas de vivos colores, pero todas están desconchadas y parece que en cualquier momento se van a venir abajo.


Típica plaza de Oporto

Fachadas típicas

Es una pena que no se haga un verdadero plan de rehabilitación, porque son edificios que podrían tener una apariencia magnífica. 
Aun así, mucha gente dice que es uno de los encantos de Oporto.

Dejamos a nuestra derecha los jardines del palacio de cristal, y a la izquierda el rectorado de  la universidad de Oporto. En unos 10 minutos nos encontramos frente a uno de los símbolos de la ciudad: la Torre de los Clérigos.


Plaza de los clérigos

Se trata de una torre-campanario, construida en 1763, con 75 metros de altura. Se encuentra adosada a la pequeña iglesia de los clérigos.

La torre está decorada en estilo barroco, y es posible realizar la subida hasta su parte más alta.

Como no podía ser de otra forma, tras pagar 2€ cada uno, emprendimos la subida de sus 240 escalones.


Torre de los clérigos

A mitad de camino pudimos ver un órgano bastante antiguo, y por fin coronamos la ascensión.

La vista desde allí es espectacular, ya que al encontrarse la torre en un pequeño cerro, ese punto es uno de los más elevados de la ciudad de Oporto.

Para poder apreciar bien la vista, han puesto unos escalones junto a la baranda de la torre, donde te puedes subir para apreciarlo todo mejor. 

Esto es importante porque la baranda de piedra es bastante alta, y sin esa ayuda es imposible apreciar bien la panorámica.


Vista desde la torre

El río Tajo desde la torre

Plaza de los clérigos

Catedral de Oporto desde la torre

Después de admirar el paisaje desde todos los ángulos posibles, emprendimos el descenso de la torre.


Bajada de la torre

Justo al final de la escalera tenemos la posibilidad de visitar la iglesia, así que allí nos dirigimos. De la iglesia destaca sobretodo su retablo barroco-rococó del sXVIII


Interior de la iglesia de los Clérigos

Iglesia de los Clérigos

Salimos del templo y cruzamos la plaza para encontrarnos de frente con la famosa librería Lello e Irmao.
Se trata de una librería fundada a mediados del sXIX, y por su decoración y arquitectura, se considera una de las librerías más bonitas del mundo. 
Paseamos junto a sus enormes estantes llenos de libros y subimos por sus escaleras, que han servido de inspiración para escenarios de las películas de Harry Potter.


Librería Lello e Irmao

Interior de la librería

Vagoneta de libros

Zona de mapas y escritorios
Nos gustó mucho la librería, muy recomendable su visita.

Fachada principal de la iglesia de los Clérigos


Bajada a la plaza de la Libertad

Bajamos una empinada calle y llegamos a la plaza de la Libertad, que se puede considerar como el centro de Oporto. Allí se encuentran varios de los establecimientos más exclusivos de Oporto y de Portugal. 

Enfilamos la Av de los Aliados y llegamos hasta el edificio del ayuntamiento de Oporto, con su imponente torre.


Plaza de la Libertad

Ayuntamiento

Callejeando un poco, llegamos al mercado del Bolhao, un mercado con aires nostálgicos abierto a principios del s XX.
Mercado del bolhao

Desde allí bajamos por la peatonal rua de Santa Catarina, para hacer una parada a descansar en el famoso Cafe Majestic.
Rua de Santa Catarina


Típica calle en subida

Cafe Majestic

Interior del Cafe Majestic

Allí sentados parece que nos habíamos trasladado a otra época muchos años atrás. 

Aunque su precio sea algo superior a cualquiera de los demás cafés portugueses, merece la pena sentarse entre sus mármoles, esculturas y maderas nobles. Disfrutamos de un agradable refrigerio, escuchando música del piano que estaban tocando en directo cerca de nosotros.


Torre de los Clérigos

Catedral y bajada a la ribera

Tras el descanso totalmente recomendable en el Café Majestic, continuamos por esta comercial calle hasta llegar a la estación de San Bento

Se trata de una de las principales puertas de entrada y salida de la ciudad, pero sobretodo destaca por su su hall decorado con más de 20.000 azulejos en los que se retrata la historia de Portugal.


Estación de San Bento

Interior de la estación

Azulejos de la estación

Interior dela estación

Andenes

Reloj de la estación

Tras esta bonita visita, decidimos coger el metro en la misma puerta de San Bento para emprender el camino de vuelta al hotel.


Fachada frente a la estación

El día había sido largo, y España jugaba contra Italia la semifinal de la Copa confederaciones, por lo que nos tomamos una cena ligera en el hotel viendo el partido, y descansamos para afrontar a tope el siguiente día en Oporto.

DÍA 2

Con las pilas bien cargadas afrontamos el segundo y último día de visita en Oporto.

Al igual que el día anterior decidimos ir al centro a pie, para disfrutar mejor de la ciudad.

La primera parada del día eran los jardines del Palacio de Cristal.

Estos se encuentran en la parte alta de Oporto, y forman un espacio verde muy agradable. 

Desde allí se puede disfrutar de unas vistas privilegiadas de la desembocadura del Duero en el Océano Atlántico.

En el centro de los jardines se encuentra el edificio propiamente dicho del palacio de cristal. 
Este es una enorme cúpula, que se encuentra en un estado de semiabandono. 
El día que fuimos estaban instalando en su interior porterías de fútbol sala, así que imagino que se utilizará como pabellón.

Palacio de Cristal
Nada tiene que ver el estado del edificio con los jardines. Estos están cuidados con un mimo especial, y eso nos permite disfrutar de una gran variedad de flora y fauna.

Personalmente, la zona que más me sorprendió de los jardines, fue la más cercana a la biblioteca pública, donde podemos disfrutar con las exóticas plumas de una nutrido grupo de pavos reales.


Pavos reales

Pavos reales

Jardines

Justo en la parte posterior del palacio, hay un pequeño estanque lleno de patos y cisnes.

Junto a todo lo anterior, pudimos disfrutar de una de las mejores vistas de Oporto. 

A nuestra derecha desde un pequeño mirador pudimos ver la desembocadura del Duero, cruzado por el imponente puente de Arrábida.


Entrada a palacio de Cristal

Auditorio

Estanque

Pequeña fuente

Mirador sobre el Duero
Bajando unas pequeñas escaleras, llegamos a otro mirador. 
Desde allí se podía admirar, desde las alturas, la zona de la ribera, con las bodegas de Villa Nova de Gaia en la otra orilla del Duero


Mirador sobre el Duero

Completamos la vuelta completa al palacio de cristal y a sus jardines, y tomamos una calle que descendía pronunciadamente junto a las facultades de la universidad de Oporto.

Llegamos por fin a la altura del Duero, y recorrimos los barrios más pintorescos de la ribera. 
Las fachadas de muchas casas nos hacían pensar que en cualquier momento se iban a venir abajo, aunque la verdad es que tenían su encanto.


Barrio de la ribera


Cuestas portentes

Típico de la ribera

Llegamos entonces a nuestro siguiente objetivo, que era el Palacio de la Bolsa.

El palacio de la Bolsa es un edificio neoclásico, ubicado frente a los jardines de Don Enrique, justo al lado de la Iglesia de San Francisco
El conjunto de ambos monumentos está clasificado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

Puede visitarse el interior del Palacio de la Bolsa previa reserva de la visita guiada en el mismo edificio. 
Nosotros reservamos para una hora después por 7€. Aprovechamos esa hora para visitar la Iglesia de San Francisco, que se encuentra pared con pared con la bolsa.


Iglesia de San Francisco

Fachada de la iglesia

Entrada de la iglesia

Interior de la iglesia

Capilla barroca

Me dolió un poco tener que pagar 3,50€ por entrar a una iglesia, pero había leído que merecía la pena el gasto.
Con el precio de la entrada va incluida la visita a la iglesia, el museo y la cripta.

Entramos por su magnifico pórtico de estilo barroco y nos adentramos en el templo gótico del S XIV.

El interior está decorado en madera dorada, y eso provoca un efecto muy bonito. 

Cabe destacar sobretodo el retablo barroco del altar de la capilla de Nuestra Señora de la Concepción, que representa el Árbol de Jesús esculpido en madera policromada.


Interior de la iglesia

Interior de la iglesia
La verdad es que el interior de la iglesia es realmente bonito, y merece la pena la visita.

Lamentablemente no puedo decir lo mismo del museo, ya que este es una pequeña sala con varios cuadros unas cruces y custodias. Totalmente prescindible. 
Tan prescindible como la cripta de la iglesia, donde hay enterradas familias de la nobleza del s XIX. Realmente no aporta gran cosa.

De vuelta al Palacio de la Bolsa, ya estaba lista nuestra guía, que nos iba a llevar por todos los rincones del Palacio.


Palacio de la bolsa

Plaza de la bolsa

El Duero

Plaza de la bolsa

La visita se hacía en 3 idiomas, portugués, inglés y español, por lo que así nos íbamos enterando de todo.

El edificio de la bolsa es sede de la Cámara de Comercio e Industria de Oporto.

Comenzamos por el patio de las naciones, que es un amplio atrio cubierto, con un parquet donde se realizaban las transacciones bursátiles. Presidiendo la sala se encontraban los escudos de todos los países que tenían relación comercial con Oporto. Esa sala se usó hasta que la bolsa de Portugal se instaló en Lisboa.

Pasamos por la sala presidencial, la sala de la asamblea general, y un pequeño auditorio. 

Pero realmente la joya de la corona es la Sala Arábiga. Una sala de más de 300 m2 inspirada en el Palacio de la Alhambra de Granada, donde su rica decoración se ve potenciada por la iluminación, que produce unos preciosos efectos cromáticos. Actualmente esa es una sala multiusos, que puede ser alquilada para realizar conciertos de música clásica, conferencias, o incluso banquetes de boda.


Sala presidencial

Sala de la asamblea general

Sala Arábiga

Sala Arábiga

Patio de las naciones

Honda Civic del mundial de turismos
Lamentablemente ni en el palacio de la bolsa, ni en la iglesia de San Francisco dejaban hacer fotos. Por lo que la mayoría son sacadas de internet

De vuelta al hall, nos encontramos con dos Honda Civic del mundial de turismos, que iban a correr ese fin de semana en el circuito urbano de Boavista.

Realmente salimos contentos por la visita. Muy recomendable.

El tiempo pasaba volando, y ya casi era la hora portuguesa de comer, así que nos acercamos a la zona de la ribeira. 

En esa zona se puede elegir entre un montón de restaurantes, con sus correspondientes terrazas, en la misma orilla del Duero.



Bajada al Duero

Antes de elegir nuestro lugar de almuerzo, pudimos ver por primera vez uno de los principales emblemas de Oporto, el puente de Luis I. Este es un puente de hierro inaugurado en 1886, diseñado por un socio de Gustave Eiffel, y que tiene la peculiadidad de poseer dos pisos. 
En el piso superior circula una linea de metro, y en el inferior el tráfico rodado. Los peatones pueden pasar por ambas plataformas. 
El puente une la ciudad de Oporto con la de Vila Nova de Gaia.


Puente Luis I

Nos sentamos en una terraza para disfrutar el magnifico pescado porteño, y cruzamos el puente hacia Vila Nova de Gaia.



Puente Luis I


Sobre el puente

Barco con barriles de vino de Oporto

Nada más cruzar el puente nos asaltaron varios relaciones públicas que nos ofrecían visitas a las bodegas y paseos en barco. 
Como realizar el paseo y ver una bodega era precisamente nuestro objetivo, nos dejamos convencer para dar un paseo en barco y visitar una bodega por 10€.

Elegimos esa opción porque el barco estaba apunto de zarpar y no era plan de esperar allí a pleno sol. Además, en el barco íbamos a ser solo 10 viajeros, por lo que la visita era más íntima.



Zona de la Ribera


Embarcadero

Nuestro barco esperando

Nuestro paseo en barco comenzaba muy cerca del puente Luis I, y discurre bajo los 7 puentes de la ciudad,.


Siempre se especifica que son 7 los puentes, pero uno de ellos ya no se conserva. Este es el puente Pensil, del que se conservan solamente dos obeliscos de piedra que servían como base sobre la cual se sujetaban los cabos de suspensión del inmenso puente de metal que se alzaba a 10 metros sobre el nivel de las aguas.



Embarcando


El primer puente que nos encontramos es el de construcción más reciente. El puente del Infante Don Enrique se inauguró en 2003 y es el más estilizado de todos los puentes de Oporto. Se utiliza para el tránsito de vehiculos.



Puente del Infante Don Enrique

Muy cerca está el puente de María Pia. Este tiene una estética muy parecida al de Luis I, ya que lo diseñó también el estudio de Gustave Eiffel. Es el puente más antiguo de los que quedan aun en pie, ya que fue inaugurado en 1877. Este puente dedicado al tráfico ferroviario está actualmente en desuso, ya que por su estructura solo se podía instalar una vía férrea, y se limitaba mucho la carga y la velocidad de los trenes.


Puente de Maria Pia

Puente de Sao Joao

Para sustituir al puente de María Pia, se construyó el siguiente puente que veríamos, que es el puente de Sao Joao. Este puente se inauguro en 1991 y tiene tres vanos apoyados en dos enormes pilares. Por su plataforma circula el ferrocarril a 66 metros sobre el lecho del río.


Otro barco de paseo
Nada más cruzar ese puente de Sao Joao se puede ver el más oridental de todos los puentes de Oporto, que es el de Freixo. Este puente se utiliza para aliviar el tráfico de automóviles y circula una auténtica autopista por su plataforma.

Puente Infante Don Enrique

En ese momento nuestro barco efectuó un giro de 180º y emprendió el camino de vuelta.
Nuestro recorrido continuó frente a la zona de la ribeira, y enseguida pudimos pasar bajo un viejo conocido, el puente de arrábida. Este fue nuestra pasarela de entrada a la ciudad de Oporto, y ahora podemos apreciar toda su majestuosidad. Su plataforma está soportada por uno de los arcos de hormigón más grandes del mundo.

La ribeira

Puente de Arrabida

Barrio de pescadores

Operarios colgados del puente

Llegamos  entonces hasta el punto más occidental del viaje, que es la desembocadura del Duero en el Océano Atlántico. Es una imagen muy bonita, ya que se aprecia como el río poro a poco va ensanchándose hasta fundirse con las azules aguas del Océano.

Desembocadura del Duero

Nuevamente el barco hizo un giro completo, y lentamente nos devolvió al punto de partida en la orilla de Vila Nova de Gaia.

De vuelta al puente Luis I

El paseo en barco fue realmente muy recomendable.
Además en nuestro caso nos iban explicando en español los lugares más relevantes que podíamos ver a ambos lados del río.

Una vez abandonado el barco, decidimos hacer uso de nuestro ticket para visitar las bodegas Quevedo. Este ticket nos lo vendieron junto con el paseo en barco.
Eso si, a las bodegas Quevedo parecía que se las había tragado la tierra, porque nos costó muchísimo dar con ellas. 
El motivo es que hay más de 100 bodegas diferentes en Vila Nova de Gaia, y que la bodega Quevedo no son precisamente una de las más relevantes. 
Tras una pequeña caminata, y preguntar varias veces, al final conseguimos dar con la entrada. Desgraciadamente no se trataba de una bodega en el sentido estricto de la palabra, sino que era más un local de información y degustación.
Ya que habíamos sudado tanto para conseguir encontrar la bodega, pedimos nuestro merecido premio, en forma de vino de Oporto. 
Nos pusieron una generosa copa para cada uno de la variedad que quisiéramos. Yo pedí el ruby, que es la variedad más famosa, y la verdad es que entraba muy bien. Es un vino muy dulce con sabor y olor afrutado.


Interior de una cuba


Iglesia de Vila Nova de Gaia

La degustación nos supo a poco y decidimos pasar a cosas más serias, por lo que fuimos a la que es posiblemente la bodega más famosa de vino de Oporto: la Bodega Sandeman.

Fábrica de Sandeman

Sandeman se caracteriza sobretodo por su famoso logotipo que representa a un misterioso hombre con capa y sombrero jerezano que agita una copa de vino de Oporto.
Compramos 2 ticket por 5€ para la visita, y como aun quedaba algo más de 30 minutos para su inicio, nos sentamos en la propia terraza de Sandeman para tomar un merecido refrigerio.
Curiosamente en la terraza, a parte de refrescos, lo único que servían era cócteles realizados a base de vino de Oporto.
Como no podía ser de otra forma, nos tomamos un par de cócteles muy ricos con el Duero enfrente nuestro y la ribeira al otro lado del río. Por encima de nuestras cabezas circulaba un telecabina que discurre por toda la orilla de Vila Nova de Gaia, hasta la parte alta del puente Luis I.



Cócteles de vino de Oporto

Antes de entrar a la visita propiamente dicha, hay un pequeño museo de la marca, donde nos cuentan un poco la historia de Sandeman y la evolución de sus campañas publicitarias.



Museo de Sandeman


Museo de Sandeman

Cuando llegó la hora de la visita, una guía muy agradable salió a recibirnos vestida como el Don de Sandeman, esto es, la capa de estudiante portugués, y el sombrero jerezano. Lamentablemente ya no había grupos para realizar la visita en español, así que nos tocó hacerla en portugués e inglés. 
Eso si, la guía nos indicó que si algo no entendíamos se lo podíamos preguntar sin problema, ya que también dominaba el idioma de Cervantes. 

La visita dura aproximadamente unos 40 minutos e incluye un recorrido por el interior de la bodega, donde te explican el proceso de elaboración y maduración del vino de Oporto. 

Paseamos entre las grandes cubas de vino, y pudimos ver las mejores añadas de la historia de la bodega, que se encuentran a buen recaudo en una sala especial. 
Alguna de esas botellas datan de principios del sXX. También nos mostraron una pequeña película sobre las características del vino, y la marca Sandeman.



Interior de la bodega


Barril de Sandeman

Guía de la bodega

Guía en plena explicación

Bodega de Sandeman

Medidor de una cuba

Bodega de Sandeman

Parte antigua de la bodega

Al finalizar la visita pudimos degustar dos de las variedades más famosas de Sandeman.
Por un lado probamos el Sandeman Porto Ruby. Este es un vino de un color rojo intenso, y que presenta un sabor muy dulce y afrutado.

http://m.vcst.net/wines/oporto-sandeman-ruby-165948.jpg.

Y por otro lado pudimos probar el Sandeman Porto Imperial Reserve. Este es un vino algo más seco que el Ruby, aunque también se nota ese sabor afrutado.

http://static.wine-searcher.net/images/labels/75/07/sandeman-imperial-reserve-tawny-porto-portugal-10277507.jpg

A mi personalmente me gustó bastante más el Imperial, aunque como buenos turistas compramos una botella de cada uno.

Salimos muy satisfechos de las bodegas y emprendimos el camino de vuelta a Oporto.

De camino vimos como un chico se tiraba desde la plataforma del puente Luis I hacia el río, lo que nos pareció una verdadera locura, pero él lo hizo con toda naturalidad.

Subimos por unas interminables escaleras hasta llegar a la altura de la catedral de Oporto.

Las interminables escaleras

Antes de ir hacia la catedral recorrimos parte del tablero superior del puente Luis I. 
En esa zona había mucha gente paseando, y pudimos ver los railes por los que circula una linea del metro de Oporto. La vista desde allí es realmente espectacular



Parte superior del puente Luis I


Túnel del metro

El Duero desde lo alto del puente

El túnel urbano de Oporto

El metro sobre el puente

Vista general del Duero

El Duero se adentra en la península

Recorrido del funicular

Llegamos por fin a la altura del templo que allí llaman Së do Porto, y entramos en su interior. 

En ese momento después de la subida por las escaleras y por el intenso calor, se agradecía el fresquito del interior de la Sé.

En la plaza de la catedral nos da la bienvenida la estatua de Vimara Pérez, heroe de la reconquista. 

El edificio es de origen románico, aunque tiene modificaciones posteriores en estilo gótico y barroco.

Su interior es mucho más sobrio que el de la iglesia de San Francisco, pero lo que realmente merece la pena es la vista que se disfruta desde su posición.

Esto es así porque la catedral se encuentra en la zona más alta dominando todo el centro histórico.



Estatua de Vimara Pérez


Plaza de la catedral

Catedral de Oporto

Vista desde la plaza

Lateral de la Se

Interior de la Catedral

Torre de los clérigos desde la catedral

Bajada hacia la estación

Muy cerca de la Sé pudimos ver la iglesia de San Lorenzo de Grilos.



Iglesia de San Lorenzo de Grilos

Concluidas estas visitas emprendimos el camino de vuelta al hotel en metro desde la estación de San Bento.

En el hotel descansamos un poco y nos refrescamos antes de volver a la zona de la Ribeira para cenar y ver iluminado el puente Luis I y las bodegas de Vila Nova de Gaia.



Puente Luis I iluminado

Bodegas

Detalle del puente

Allí cenamos en una terraza un arroz con marisco y pescado. Todo muy bueno y barato.


Noche de Oporto

Tras la cena y un agradable paseo por la ribeira, volvimos al hotel para descansar y poner punto y final a nuestra visita a Oporto.

DIA 3

Nos despedimos de nuestro magnífico hotel de Oporto, pero antes de abandonar la ciudad decidimos hacer un par de visitas futbolísticas.

La primera era la más cercana al hotel, que es la visita al estadio do Bessa XXI, sede del Boavista FC.
Este histórico equipo de la ciudad de Oporto ganó su única liga portuguesa en 2001, aunque en la actualidad lucha por subir a la segunda división portuguesa.

El estadio tiene capacidad para 30.000 espectadores y fue remodelado con motivo de la Eurocopa de 2004.

Allí se disputaron 3 partidos de la Euro, entre ellos el España- Grecia.

Frente a la fachada principal del campo, se encuentra la escultura de una pantera, símbolo y apodo del equipo.

El estadio es muy coqueto y singular, con los colores blanco y negro ajedrezado de la camiseta del boavista por toda la grada.


Fachada principal del estadio

La pantera del boavista

Solo pudimos ver parcialmente el interior, ya que desgraciadamente no hay visitas guiadas.


Monumento a la afición

Interior del estadio

Interior del estadio

De vuelta al coche pusimos rumbo al recinto deportivo más famoso de la ciudad de Oporto, y uno de los más conocidos internacionalmente: el estadio do Dragao

El estadio del dragón se encuentra situado junto a una de las principales autopistas de Oporto, y a primera vista llama la atención por ser un estadio muy abierto. Esto es porque desde fuera se puede ver gran parte del graderío, e incluso parte del césped.

Fachada del estadio

Estadio do dragao

El dragón símbolo delOporto

la grada desde el exterior

Tribuna principal

En las oficinas nos informaron que el tour guiado comenzaba en la tienda oficial, así que allí fuimos.

Sacamos los tickets, y esperamos a que un trajeado guía viniera a buscarnos. 

La vista fue en portugués e inglés, aunque el guía sabía español y nos dijo que si no entendíamos algo se lo dijéramos.

Ahi vivimos una de las situaciones más surrealistas de todas las visitas que hicimos en el viaje. 

Resulta que en la visita guiada estaba prohibido realizar fotos, y para evitar esa afrenta, una vigilante nos acompañaba todo el camino con la única misión de evitar la toma de fotografías. 
Me parece fatal que cobren 12€ por hacer una visita a un campo de fútbol y te prohíban hacer una mísera foto. 
Obviamente el motivo era recaudatorio, ya que en todo momento también nos acompañaba una señorita que te hacía fotos a petición del público por el módico precio de 5€. Un feo detalle por parte del Oporto.

El estadio do Dragao tiene capacidad para 54.378 espectadores, aunque una vez en su interior parece bastante más pequeño. 
Yo creo que da esa sensación porque hay mucho hueco entre la tribuna y el techo, y eso le da un aspecto muy abierto.

Me llamó la atención el mal estado del césped, más teniendo en cuenta que en esos días comenzaba la pretemporada el equipo.


Eslogan en la puerta de la tienda

Tribuna principal

Vestuario

Una zona curiosa del estadio es una pared que recorre todo el anillo interior del campo, y en el que están grabados los nombres de todos los espectadores que presenciaron en directo el partido inaugural del estadio el 14/11/2003. 
Este día se celebró un partido amistoso entre el Oporto y el FC Barcelona. Curiosamente ese día fue el debut de Leo Messi en el primer equipo culé

Bajamos a la zona más cercana al césped, y entramos en el vestuario visitante. 
Toda esa zona está empapelada con fotos de grandes ídolos de la historia del Oporto. Allí pudimos ver entre otros a Futre, Deco, Madjer, Hulk, Falcao o Jose Mourinho.

Pasamos por la sala de prensa y por el palco presidencial.

Llama la atención que el estadio no disponga de museo ni de sala de trofeos, aunque nos comentaron que el museo estaba en construcción.

Con esta visita nos despedimos definitivamente de la ciudad de Oporto y pusimos rumbo noreste hacia la ciudad de Guimaraes.

Guimaraes es una pequeña ciudad de unos 160.000 habitantes, y que gracias a su gran patrimonio cultural es una visita obligada si nos encontramos por la zona norte de Portugal.

La historia de Guimarães está estrechamente relacionado con la creación de la identidad nacional portuguesa y la lengua portuguesa en el siglo XII. 

Eso queda reflejado en un tamo de la antigua muralla donde en enormes letras reza "Aquí nasceu Portugal" (Aquí nació Portugal) 
Esto es así porque en Guimaraes nació el primer rey de Portugal, Alfonso Enriques.


Aquí nació Portugal

Aparcamos cerca de la oficina de turismo, y entramos en ella para conseguir un mapa y consejos para la visita.

Comenzamos la vista por el Largo do Toural, que es una plaza alargada de reciente restauración que enlaza con la alameda de San Damasco.


Mini autobus turístico

Giramos a la derecha y entramos en el corazón del casco histórico a través de una plaza muy agradable llamada Largo de Oliveira. 

Allí se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de Oliveira de estilo románico.

Visitamos el sobrio interior de la iglesia y contemplamos frente a ella el templete gótico llamado Pedrao do Salado. 
Se trata de un alpendre gótico del siglo XIV erguido con Afonso IV en el trono para conmemorar la victoria en la Batalla del Salado (1340).


Entrando al casco histórico

Iglesia de Nuestra Señora de Oliveira

Torre de la iglesia

Pedrao do Salado

Interior de la Iglesia


Aprovechamos la situación y comimos en una de las numerosas terrazas que hay en la plaza.

El largo de Oliveira se comunica con la plaza de Santiago por el edificio del antiguo pazo municipal, cuyos bajos son una bonita arcada ojival.


Antiguo pazo municipal


Largo de Oliveira

Desde allí sale la pequeña calle de santa María con sus típicas fachadas.


Bonito jardín

Llegamos a la altura del ayuntamiento de Guimaraes, ubicado en el antiguo convento de Santa Clara.


Ayuntamiento

Y por fin tras una subida que se hizo larga por el sofocante calor,  la estatua de Alfonso Henriques, primer rey de Portugal nos nos dio la bienvenida a la zona más turística de la ciudad.



Alfonso Henriques

Allí pudimos admirar el Castillo de Guimaraes, el pazo de los Duques de Braganza y la Capilla de San Miguel del Castillo.

La primera visita es la pequeña Capilla de San Miguel. 
Se trata de un templo románico del siglo XII, cuya fama nace por ser el lugar donde fue bautizado Alfonso Henriques, primer monarca luso.


Capilla de San Miguel

Dentro de la capilla se puede hacer un recorrido por su perímetro interior, aunque realmente no posee más encanto que el meramente histórico.

Cruzamos el pequeño parque que lo rodea, y llegamos al Castillo de Guimaraes. 
Esta imponente fortaleza de sólida piedra, fue iniciada en el sX, aunque fue modificada y ampliada con el paso de los siglos.


Castillo de Guimaraes

Interior del castillo

Fachada exterior

La entrada a su interior es gratuita, y se puede recorrer lo que en su día fue el patio. 

Desgraciadamente el acceso a la parte alta del adarve estaba cerrado por obras, por lo que no pudimos disfrutar de la vista desde sus almenas.

Elegante y orgullosa luce en el centro la torre del homenaje del castillo, cuya entrada está elevada sobre el nivel del suelo, y solo se puede acceder a ella a través de un pequeño puente de madera.

El interior del castillo esta un poco descuidado, pero es una visita a todas luces imprescindible.

El castillo está en la zona más alta de un pequeño cerro, por lo que bajamos de esa zona para entrar en el pazo de los Duques de Braganza.


Entrada al pazo de los duques de Braganza

La entrada al pazo cuesta 5€, y da derecho a visitar las estancias palaciegas y las exposiciones temporales que se encuentren en ese momento.

El pazo es una casa señorial del s XV mandado construir por D. Alfonso, futuro duque de Braganza.

Tras un largo abandono, el pazo fue restaurado para servir como museo y fue adaptado como residencia oficial del Presidente de la República Portuguesa, cuando debe viajar al Norte de Portugal. De las colecciones existentes se distingue por su valiosa contribución a la historia de los descubrimientos portugueses, el conjunto de los cuatro tapices de Pastrana, cuyo diseño se atribuye al pintor Nuno Gonçalves (siglo XV), que narran algunos de los pasos de los logros del Norte África.


Patio interior
También hay un grupo de tapices flamencos y de la Real Casa de tapices de Madrid.


Tapiz

Recorrimos su imponente patio central y las diferentes estancias palaciegas. 

En el piso superior se encuentran diferentes salones de reuniones y comedores. Además también están las habitaciones que utilizaría el Presidente de la República  si se aloja en el pazo.


Estancia del pazo

Cartel

Sala de armas

Lanzas

Comedor principal

Habitación con tapiz

Bonito salón

Dormitorio

Estancia de palacio

En el piso inferior hay una exposición de trajes antiguos y de piezas de arte moderno.


Trajes antguos

Antiguo transporte

Lo considero una visita recomendable, aunque creo que deberían cuidar un poco más estas visitas. Por ejemplo dando audioguías o con carteles explicativos más claros y accesibles.

De vuelta al centro (esta vez cuesta abajo), pasamos junto al estadio Dom Afonso Henriques, donde disputa sus partidos el Vitoria de Guimaraes de la primera división portuguesa. 
Este coqueto estadio cuenta con una capacidad de 30.000 espectadores y fue sede de dos partidos en la Eurocopa de 2004.


Fachada del estadio

Otra parte de la fachada

Entrada principal


Plaza principal

Una vez de vuelta en la Alameda de San Damasco, llegamos al Largo República do Brasil con sus cuidados jardines y la bonita iglesia de San Gualter.


Iglesia de San Gualter

Al fondo contemplando en silencio la ciudad pudimos ver nuestro siguiente destino, el Monte de Santa Catarina (Montanha da Penha).

La Montanha da Penha se encuentra a 400 metros de altitud, y a unos 7 Km de la ciudad de Guimaraes. Se puede subir por un teleférico, pero para no tener que volver a por el coche, decidimos subir por su estrecha y sinuosa carretera que parte de la Plaza Kaiserslautern.

Este monte es el lugar de esparcimiento, ocio y recreo de los habitantes de Guimaraes, ya que cuenta con una zona de acampada, diversas rutas de senderismo y paseo entre las que vas encontrando cuevas, ermitas (como la de Santa Catarina o la de San Cristóbal) y miradores (como el de Pio IX) Además hay un minigolf, circuitos de gimnasia de mantenimiento, múltiples zonas de picnic/merendero y cafeterías-chiringuitos. También hay un trenecito turístico y un pequeño mercadillo.

Pero sin duda lo mejor son las vistas de la ciudad de Guimaraes que podemos ver desde allí.


Vista de Guimaraes

El castillo y el pazo

Ermita

Paseo de cueva

Interior de la ermita

Merendero

Paseo
De vuelta al coche pusimos rumbo a Aveiro.

Aveiro dista unos 125 kilómetros de Guimaraes, pero gracias a la magnífica autopista que las une, llegamos a la desembocadura del río Vouga en poco más de 1 hora.

Es precisamente este río el que le da la peculiaridad y el atractivo a la ciudad de Aveiro, ya que en su desembocadura forma una enorme ría que propicia la formación de bonitos canales en el centro de la ciudad.


Puente de Aveiro

Canal

Canal

Canal principal

Moliceiros

Moliceiro

Puente sobre el canal

Desembocadura

Ovo moles

canal principal

Mucha gente llama a la ciudad de Aveiro la Venecia Portuguesa, ya que sus laberínticos canales están surcados por los moliceiros con sus llamativos colores.

Nosotros aparcamos junto al nuevo centro comercial forum de aveiro, lleno de tiendas de ropa y complementos. 

Desde allí pudimos recorrer parte de los canales bajo la tenue luz del atardecer.
Familias enteras paseaban junto a los canales disfrutando del dulce típico de la zona: los ovo moles.

El cansancio empezaba a pasarnos factura, y la noche se nos echaba encima, así que partimos hacia nuestro destino final del día, que era Figueira da Foz.

En la salida de Aveiro pudimos ver la fachada del peculiar estadio municipal de Aveiro.

Con una capacidad de 30.000 espectadores, destaca por la originalidad de su arquitectura, y por su colorido. 

En él se disputaron partidos de la Eurocopa de 2004, y es sede del equipo Sport Clube Beira Mar de la segunda división Portuguesa.


Estadio de Aveiro

Estadio de Aveiro

Con las últimas luces del día llegamos a Figueira da Foz.

Tras hacer el check in disfrutamos del magnífico pescado de la costa portuguesa y de la animada noche de Figueira da Foz.


2 comentarios:

  1. Explicado de maravilla. Dentro de 15 días partimos hacia Oporto y seguiremos todas tus indicaciones. Seguro que nos sirven y nos ayudan.
    Gracias por tan buena explicación

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  2. Muy buena explicación, estupendas fotos.....Estupenda

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